Empecemos por la pregunta con la que nació esto: ¿qué quieren las mujeres? Pues, simple, que las quieran, pero ese no es el punto en sí, y tanto tú como yo bien lo sabemos, entonces, ¿cuál es? Bueno, la incógnita está en el «cómo»… Eso es lo que importa, y déjame decirte que aplica en todo lo que compete el hecho de llevar a cabo la palabra «querer».
Entonces, ¿cómo las queremos? ¿Cuál es la forma correcta? Bueno, no hay una forma correcta o un evangelio precisamente para llevarlo a cabo, ya que recordemos que las mujeres, para bien o para mal, tienen por naturaleza la peculiaridad de complicarlo todo si así se lo proponen, y eso no es ajeno al cómo debemos quererlas. ¿Debemos quererlas de una forma complicada? No, el punto está en hacerlo al contrario; es decir, quererlas de una forma sencilla, entendible, accesible y transparente. Y eso es realmente lo difícil, asimismo, es ahí donde radica las verdaderas intenciones de aquel que desea realmente querer a una mujer.
Según la R. A. E., la palabra querer significa: desear o apetecer, y eso es lo que le gusta a la mayoría de las mujeres, sentirse deseadas o apetecidas. Les gusta, no porque ellas lo quieran, sino porque así han sido programadas desde tiempos inmemorables… y nosotros, los hombres, tenemos mucho que ver con ello.
La mujer, considero, que es superior en prácticamente todo, ya que si Dios o el universo no lo hubiese creído así, entonces no le habrían dado el milagro de traer vida a este mundo, y debido a eso es biológica, física, mental y espiritualmente más fuerte. Y es por eso que las mujeres tienen tanto potencial, que es por lo que siempre ha sido temida por el hombre, por su superioridad, por sus capacidades, por sus fortalezas, por todo… que optamos por reprimirlas, cohibirlas, menospreciarlas, subestimarlas; es decir, optamos por simplemente negarlas por como son, y esto lo hemos hecho por tanto tiempo, que se podría decir que hoy en día nacen «genéticamente» con ese temor a que lo sigamos haciendo. Tanto así es su temor que han tergiversado la igualdad de derechos con nosotros los hombres hasta tal punto de vengarse de algún modo por todo lo que les hemos hecho en el pasado y que hasta hoy en día lo seguimos haciendo, pero acorde a la era actual.
Por eso, detrás de ese «querer» que buscan está la comprensión de su naturaleza, de su ser, y de todas sus capacidades. Quieren atención, porque se lo debemos, quieren reconocimiento, porque se lo debemos, quieren aceptación, porque se lo debemos, quieren simplemente existir siendo como son sin autorización ni permiso. Ellas no quieren ser como nosotros los hombres, no quieren nuestro sueldo, no quieren nuestras cosas, no, no quieren nada de eso… ellas sólo quieren vivir siendo libres por ser mujeres. Hay que quererlas así, libres, y eso es lo mejor que podemos hacer por ellas.