El hombre y su perspectiva del sexo en las relaciones

Datos prácticos para entender mejor la perspectiva del hombre hacia el sexo en las relaciones.

Dicen que el hombre es básico, y, sí, lo es, aunque tiene la posibilidad de complicar las cosas también, pero por lo general opta por no hacerlo.

El hombre al ser básico, busca lo práctico y lo sencillo, especialmente en las relaciones amorosas, a pesar que en un principio a veces no lo demuestre. Asimismo, se sabe que al hombre todo le entra por los ojos, juzgan por lo que ven más que por lo que sienten. Y esa es su condena que ha venido padeciendo desde siempre. Desean a la mujer más bonita, y a mayor sea los estereotipos de vanidad que cumpla, pues mejor, así no sea lo suficientemente inteligente como para construir una relación sana o un verdadero hogar, no, eso no importa, lo que importa es que cumpla las expectativas físicas.

Al hombre no le interesa que la mujer sea inteligente, ya que si lo fuese cuestionaría sus mandatos, y eso no le resulta ser muy atractivo ni conveniente. No obstante, para su sorpresa, esa misma inteligencia que busca en una mujer, va de la mano con la que él posee.

El hombre no piensa tanto en sí su mujer será capaz de desarrollarse como una buena esposa o madre, sino que tan bien se ve con y sin ropa. Por eso hay cada vez más mujeres o hombres con hijos, que verdaderos padres o madres.

El Cazador

El hombre por naturaleza es cazador y eso nunca va a cambiar, por más que el sexo opuesto así lo desee, ya que si no fuese así hace mucho hubiéramos dejado de existir.

El hombre no es de permanecer en un solo lugar, siempre desea estar en movimiento, del mismo modo seguir «probando» cosas diferentes, y eso -en muchos casos- no es ajeno a la relación con su mujer. Por esa misma razón, así se encuentre casado, siempre deseará a otras, no porque así necesariamente lo quiera, sino porque está programado de ese modo por instinto. Lo cual conlleva a que el amor ya no sea un cuento de hadas, sino una mera decisión (importante, claro está), dado que al llevarse a cabo se opta por -puro compromiso- serle indiferente a esos deseos instintivos (programados por naturaleza) que se pueda tener hacia otra mujer para algo sumamente carnal.

Si un hombre decide estar con una mujer, sí, renuncia a las demás, pero no renuncia a sus instintos, ya que no es posible. Le seguirán gustando las mujeres, y eso no va a cambiar por el simple hecho de haber escogido a una como su pareja. Y curiosamente es esto lo que el sexo opuesto no acepta aún, ya que a muchas no le cabe en la cabeza que a su hombre les guste otras cuando supuestamente «ama» a una sola.

El Amor y el Sexo

El amor no tiene que ver siempre con el deseo sexual. Este se puede apagar y encender en cualquier momento. Se apaga por la rutina, la crianza de hijos, el estrés, etc. Y se puede volver a encender por el erotismo, la curiosidad, el morbo, etc. Algo de lo cual no solo depende del hombre, sino también de su pareja.

El hombre no siempre va desear hacer el amor, a veces solo quiere carne. Por eso mismo, si un hombre no encuentra el postre en la mesa de su hogar, entonces probablemente lo busque en otro lugar, a pesar que sabe perfectamente que de postre nadie puede vivir. ¿Y qué quiero decir con eso? Pues que el postre vendría a ser el sexo… y resulta que para nuestros instintos más bajos es el postre lo más rico de nuestros alimentos, aunque no resulte ser nutritivo. Por eso es imposible vivir de postre; es decir, de una relación extra conyugal que solo nos brinde el «buen» sexo, dado que por lo general no nos puede ofrecer nada más que eso. Y hasta hoy en día hay hombres que no entienden eso.

Si el sexo en una relación no se realiza con una buena comunicación, exponiéndose de manera sana los más bajos instintos, entonces se perderá ese erotismo en la unión.

Hay que hacer el amor, sí, pero también hay que tener sexo, y mientras más intenso… mejor. Y para ello tenemos que ser en la cama humanos y animales, solo sí una sana comunicación hace el papel de réferi.

Conclusión

Si no estás dispuesto o dispuesta a mantener la llama encendida en tu relación mediante lo antes mencionado (erotismo, romance, morbo, curiosidad, etc.), entonces las probabilidades de que tu pareja canalice de otro modo sus bajos instintos o deseos más reprimidos… son altas (claro, si dispone de los medios necesarios para llevarlo a cabo). Por eso, donde no hay amor, hay costumbre, aunque donde no hay sexo… es porque – probablemente- lo hay en otro lado.