El amor como principal cimiento de vida

El amor todo lo transforma.

Puede sonar religioso, lo sé, pero considero que la base para que todo crezca de manera saludable en la vida y las relaciones… es el amor, ya que el amor, al estar conformado de comprensión, todo lo transforma, pero para bien, mediante un modo sano y constructivo.

Si uno no se ama correctamente, no podrá hacerlo para con nadie más, y eso no solo abarca a la pareja conyugal, sino también a todos los que se encuentran en su entorno, como la familia. Uno requiere de amor propio para crecer por sí mismo, para desarrollarse, para superarse; del mismo modo, para hacerlo con la pareja y, de ser el caso, para criar a un nuevo ser. Si uno no se ama, no podrá transformarse a sí mismo, no podrá concebir un propia identidad con autenticidad, no podrá tener libertad de ser, no podrá tener paz ni ser feliz, por lo que solo le quedará vivir de los prejuicios de los demás; en vez de amor, concebirá ego y eso con el tiempo lo hará catalogarse según la cantidad de cosas -y personas- que pueda poseer sin importar, inclusive, el medio para conseguirlo. De tal modo, al no concebir amor propio dependeremos de algo o de alguien para sentirnos plenos. Y eso no es vivir (sanamente).

Mediante la comprensión del amor uno se conoce de mejor manera, identifica lo que realmente quiere bajo sus fortalezas, debilidades, virtudes y defectos, por lo que al hacerlo demuestra integridad consigo mismo; se acepta y desarrolla una mente constructiva que, mediante el auto cuestionamiento de su mundo interno y el externo, alcanzará una identidad que lo llevará hacia su propia felicidad, gozando de la paz de vivir satisfactoriamente pleno.

Cuando uno se acepta con satisfacción, del mismo modo, lo hará con los demás; sin esperar a cambio elogios, reconocimientos o recompensas, sino simplemente el regocijo de hacer lo correcto, de simplemente existir.
Por eso el amor es vida, es plenitud… y sin amor no hay nada por lo cual vivir.